Cada año, el tercer domingo de junio, muchos países de todo el mundo celebran el Día Internacional del Padre. Los papás, junto con las madres, ayudan al bebé a comprender el mundo que lo rodea, ver sus mejores caras, acudir al rescate en situaciones difíciles, sin importar la edad del niño.
Por primera vez, empezaron a hablar de la instauración de esta festividad a principios del siglo XX en los Estados Unidos de América. En 1910, durante un servicio religioso dedicado a la memoria de las madres, la estadounidense Sonora Smart pensó que su padre y otras cinco hermanas habían sido criadas, ya que su madre murió prematuramente. Decidiendo agradecer a su padre y a otros hombres que criaron a sus hijos solos, Sonora Smart se dirigió a la administración local con una solicitud para establecer un nuevo feriado. Las autoridades locales querían realizar celebraciones en el cumpleaños de William Smart, el 5 de junio, pero no hubo tiempo suficiente para la preparación y la festividad se pospuso para el próximo domingo, 19 de junio.
El Día del Padre echó raíces en la ciudad y pronto se convirtió en una de las fiestas más populares del país. En 1972, el presidente R. Nixon lo declaró feriado nacional, convirtiéndolo en el tercer domingo de junio como fecha oficial. Tradicionalmente, durante las celebraciones anuales, el estado y los ciudadanos comunes tratan de brindar apoyo a los padres de bajos ingresos que crían a sus hijos por su cuenta.
Después de EE. UU., Otros estados comenzaron a celebrar el Día del Padre. Los primeros entre ellos fueron Suiza, Gran Bretaña, Turquía, Argentina, Holanda, China. El Día del Padre se celebra anualmente en más de cincuenta países diferentes del mundo. En Rusia, el Día Internacional del Padre aún no está incluido en la lista de días festivos oficiales.
En el Día del Padre, es costumbre realizar una variedad de celebraciones familiares y sociales dedicadas a los papás y sus hijos. En las organizaciones religiosas, se llevan a cabo servicios especiales en memoria de los antepasados fallecidos. Según la antigua tradición, en este día, los padres vivos reciben rosas rojas y se colocan flores blancas en las tumbas de los que no están vivos. Esta buena fiesta tiene como objetivo recordar a las personas una vez más lo importante que es proteger y respetar a los padres, comunicarse con ellos, no dejarlos nunca en tiempos difíciles.