El Festival de Tanabata, que significa "Festival de las Estrellas", se lleva a cabo en Japón el 7 de julio. En este día, todos los japoneses realizan sus deseos más profundos, cuyo cumplimiento luego se espera con impaciencia y emoción, porque esto es facilitado por las dos estrellas más importantes.
Según la leyenda, esta fiesta se celebra en honor a dos estrellas que estaban locamente enamoradas, pero que por voluntad del destino se encontraban en diferentes orillas del Río Celestial. Y solo podían unirse una vez al año, el séptimo día del séptimo mes. Una de las estrellas se llamaba Altair (Pastor), la otra era Vega, que en japonés se llama Tanabata (Weaver).
En esta fiesta tradicional, los japoneses cuelgan ramas de bambú frente a los portones y puertas, en las que colocan ofrendas a las estrellas y tiras de papel largas y delgadas con deseos escritos en ellas. Estos últimos a menudo se presentan en forma poética, como se hizo hace muchos, muchos años.
Además, cinco hilos multicolores (blanco, rojo, morado, verde y negro) se unen a las ramas, lo que significa un deseo de una buena cosecha. Luego, las ramas de bambú decoradas con ofrendas se arrojan al agua de un río cercano para hacer realidad todos los deseos. Según la leyenda, si llueve ese día, su ejecución se pospondrá un año más.
Las ramas de bambú decoradas también se pueden ver a lo largo de ríos o cuerpos de agua, en restaurantes y cafés, así como cerca de hospitales. Junto a ellos definitivamente habrá hojas de papel en blanco (tanzaku) y los materiales de escritura necesarios. Esto se hace para que nadie en este día se quede sin un deseo cumplido.
Especialmente se presta mucha atención al Festival de Tanabata por parte de niños, escolares y estudiantes. Se preparan con anticipación para este día, componiendo deseos y decorando ramas de bambú con varias linternas de papel y talismanes.
La noche anterior a las vacaciones, se celebran conciertos, bailes y actuaciones en las ciudades, se colocan bandejas con comida para cocinar por todas partes. Y los propios japoneses, vestidos con ligeros kimonos, salen de sus casas para celebrar juntos el tan esperado encuentro de las estrellas, que trae la realización de los deseos más íntimos.